Dónde y cómo se lleva a cabo la hibernación:
La
hibernación puede tener lugar en el exterior (por ejemplo, en un
pequeño estanque en el jardín o en una pequeña terraza) o bien en el
interior, en un local no caldeado, dentro de un contenedor con agua o
con un sustrato húmedo.
En el caso de las tortugas
norteamericanas y europeas adultas y subadultas, que tengan buena salud y
que vivan al aire libre, se reducirá la alimentación con la llegada del
otoño; los animales entrarán así, espontáneamente, en letargo,
disminuyendo la actividad y pasando gran parte del día, en los períodos
más fríos, en el centro del estanque, en el barro, donde el agua tiene
más profundidad y no hiela (profundidades superiores a los 60cm.).
Si
se tienen tortugas hibernando al aire libre, hay que acordarse de
supervisar todos los días la superficie del estanque durante los
períodos más fríos, y romperla cuando hiele: en cambio, es totalmente
desaconsejado descongelar la superficie con agua hirviendo, porque se
podrían crear zonas tibias que las tortugas ocuparían enseguida, lo cual
podría provocarles afecciones respiratorias.
Un propietario puede preferir no hibernar a las tortugas jóvenes durante
sus primeros dos inviernos, manteniéndolas en cambio bien abrigadas y
atendiendo a sus necesidades como de acostumbre, con una temperatura de
24-28º C. Las tortugas jóvenes suelen ser demasiado delicadas para el
estrés de un sueño invernal y pueden no sobrevivir ni siquiera en
situaciones razonablemente controladas. Se ha sugerido que la tasa de
mortalidad en las tortugas durante sus primeros dos años de vida es del
85%. Como no se las puede reproducir durante este período conviene
tenerlas bien abrigadas y activas hasta que sus organismos adquieran la
resistencia necesaria para soportar los rigores de la hibernación.
El Despertar:
En el
momento de despertar del letargo se aconseja lavar la tortuga, pesarla y
sumergirla durante al menos media hora en agua tibia (25-30 º C).
También habrá que controlar las posibles enfermedades desarrolladas
durante el letargo, comprobar que no haya parásitos externos, tales como
garrapatas, sanguijuelas, etc. y verificar que el animal no sufra
hipovitaminosis A (falta de vitamina A) o cualquier otra carencia de
origen alimentario. Durante los días siguientes al despertar, las
tortugas tendrán que recuperarse y empezar a comer con regularidad. Si
esto no ocurriera (anorexia posletargo), sería conveniente llevar al
animal inapetente a que lo viera un veterinario experto.
Cuando se desaconseja la hibernación:
Sin embargo el letargo
solamente debe ser permitido en animales adultos y subadultos, con buena
salud (con espaldar de 8-10 cm.) y ya adaptados al menos desde hace
unos meses a la vida en cautividad; el letargo nunca debe superar las
veinte semanas. En cambio, habrá que evitarlo en las tortugas recién
nacidas (normalmente se deja que no realicen los dos primeros letargos),
en los sujetos adultos pero recién importados o en los adquiridos sin
las garantías necesarias y todavía no adaptados, así como en los que han
tenido problemas de salud recientemente.
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